viernes, 1 de diciembre de 2017

Sarah Maguire (1957-2017): "La traducción es lo opuesto a la guerra"

El siguiente obituario de la poeta y traductora Sarah Maguire (1957-2017) fue publicado en el diario inglés The Guardian, con firma de Kate Clanchy, el pasado 14 de noviembre. Aquí se ofrece en traducción de la poeta y traductora Silvia Camerotto.

Sarah Maguire, Poeta y traductora.

Sarah Maguire, que murió a los 60 años de cáncer de mama, fue durante veinticinco años una figura capital como poeta y traductora en la poesía británica. Sus tres series de poesía, Spilt Milk (1991), The Invisible Mender (1997) y The Pomegranates of Kandahar (2007), fundaron un nuevo campo poético referido a la preocupación por la naturaleza, el crecimiento y el cuerpo. En 2004, Sarah creó el Poetry Translation Centre (PTC) de la Universidad de Londres, cuyo objetivo es presentar a los principales poetas del mundo ante un nuevo público.

El PTC surgió de los talleres que inauguró durante una residencia en el Royal Literary Fund en Soas, entre 2001 y 2003. El centro difundió la práctica de Sarah de unir a un poeta y un lingüista y lograr así un poema en un inglés satisfactorio; el PTC ha traducido poetas de Corea del Sur hasta Somalía, con la participación de cientos de escritores. Como resultado, el PTC es una organización próspera e independiente, legado conforme a esta mujer vital, capaz y destacada.

Sarah, de madre irlandesa, nació y se crió en el oeste Londres, y fue adoptada por Edith y Eugene Maguire, ambos maestros de escuela, de un orfanato porque, según la leyenda familiar, ella era la bebé que sonrió al que iba a ser su padre. Brillante, sensible y rebelde, siendo becaria, abandonó Notting Hill y la escuela secundaria de Ealing para convertirse en la primera mujer jardinera de la municipalidad de ese distrito londinense, abriéndose camino por medio de una formación exigente que incluía largas listas de nomenclatura latina, así como también muchas horas dedicadas a rastrillar las hojas en el frío.

Sarah conservó el interés por la jardinería a lo largo de toda su vida, editando con posterioridad una antología, Flora Poetica (2003), de poemas hortícolas, pero a fines de la década de 1970 sus otros intereses –política radical, feminismo, salud mental y poesía–, la llevaron a involucrarse con Release, la agencia que asesora y representa a quienes son acusados por posesión de drogas. Allí Sarah se convirtió en trabajadora de la salud mental y conoció a espíritus afines como el del poeta Ian Duhig.

Este trabajo a su vez la llevó a obtener un título en Inglés en la Universidad de East Anglia, donde se graduó con honores e hizo muchos amigos. Comenzó un doctorado en Cambridge sobre la construcción de la feminidad en la novela del siglo XVIII, pero decidió centrarse en su floreciente carrera poética. A lo largo de la década de 1990, la lucidez de Sarah y sus opiniones tenaces y enérgicas la convirtieron en presencia vivaz en fiestas y en una crítica habitual y popular en el programa Kaleidoscope de la BBC Radio 4.

En 1996, ella fue la primera escritora enviada a Palestina por el British Council. Sarah vio la poesía del Medio Oriente y conoció poetas, en el centro de la vida política y cultural, y regresó con el compromiso de llevar al Reino Unido de dar a conocer todo eso. Comenzó a traducir poesía árabe contemporánea, trabajando con los poetas de ese origen y con la traducción literal, para crear un poema que, como ella dijo simplemente, "funcionara": un poema que conservara su significado original, pero que ganara un carácter auténtico en inglés. Sean cual fueren sus pruebas –Sarah que estaba obsesionada con la depresión–, nunca dudó de que el significado de la vida consistiera en ayudar a otras personas. Durante los siguientes veinte años, gran parte de esta ayuda fue dirigida a su proyecto de traducción.

En una conferencia en el festival de poesía Stanza, en 2008, Sarah describió la traducción como “lo opuesto a la guerra”, desarrollando por naturaleza propia las habilidades para negociar. Para ella también fue un proceso de adopción: posibilitando las relaciones entre lingüistas y poetas, y trasladando tanto poetas extranjeros como poemas a su familia creativa. Sarah tradujo e hizo versiones del poeta palestino Mahmoud Darwish, del poeta sudanés Al-Saddiq Al-Raddi y del poeta afgano Naderi Partaw, entre otros, y su propia obra fue traducida al árabe y al malayo. De las muchas relaciones que Sarah forjó con los poetas a través de la traducción, la más cercana fue con el poeta afgano, ingeniero y ministro de gobierno, Yama Yari, a quien conoció en 2003 y con quien tradujo una novela afgana, así como una cantidad de poesía.

Montar el PTC requirió de tenacidad, visión y de una gran generosidad de tiempo. Sarah demostró ser igualmente generosa, ya que hizo frente con su franqueza característica a su enfermedad final, para dejarse ir. Nunca fue fácil, pero siempre fue sincera, ingeniosa, amable y profundamente comprometida con los demás. Sarah es llorada por muchos amigos y poetas de todo el mundo cuyas voces fueron escuchadas gracias a su ayuda. 

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