jueves, 27 de julio de 2017

Sobre la muerte de Norman Thomas di Giovanni


El 5 de marzo de este año, con firma del escritor y periodista Andrew Graham Yooll, Radar Libros, el suplemento de libros del diario Página 12, recordaba, con menos demora que este blog, la muerte de Norman Thomas di Giovanni, uno de los más conspicuos traductores de Jorge Luis Borges.


El mismo, el otro

Norman Thomas di Giovanni va ser recordado por sus amigos porteños por su ingenio y por la brusquedad con que encaraba cada tarea. También tiene que ser recordado por su brillante entrenamiento literario, su enorme calidad como traductor y su capacidad de pasar del modo abrasivo en el trabajo a su calidez como amigo. Di Giovanni era generoso, muchas veces en exceso, y parecía querer ayudar al mundo entero. Fue una esponja de atención y afecto para todos los que se le amigaron y hasta para muchos que sólo lo conocieron. Y sin embargo, Di Giovanni probablemente querría ser recordado solamente como el mejor traductor que tuvo Jorge Luis Borges. 

Se murió el 15 de febrero, después de alcanzar la respetable edad de 83 años el tres de octubre del año pasado. Murió durmiendo en el hospital de Bournemouth, en el sur de Inglaterra. Llevaba un tiempo enfermo con problemas renales y del corazón, y le costaba caminar en parte por una operación de la rodilla que no había funcionado del todo bien. 

Di Giovanni nació en Newton, Massachusetts, en 1933, y fue bautizado en honor al líder del Partido Socialista de Estados Unidos, el ministro presbiteriano Norman Thomas. En 1955, se graduó en el Colegio de Antioquía, la universidad de humanidades, con la que siguió unido por muchas décadas a través de su excelente e histórica revista literaria, la Antioch Review.

A poco de graduarse, Di Giovanni comenzó a trabajar con el poeta español Jorge Guillén (1893-1984), que estaba en Harvard encargado de las Clases Eliot Norton del semestre 1957-1958. Di Giovanni tradujo y editó en inglés cincuenta poemas de Guillén, trabajando con un equipo de traductores. Ese fue el comienzo de una carrera como editor erudito, inflexible y también paciente y amable con sus autores. Era divertido verlo trabajar, tratando de enfocar el papel –más tarde la pantalla– pero listo a distraerse con la primera mujer que le pasara cerca.

Diez años después, en 1967, Di Giovanni conoció a Borges, que justamente tenía la cátedra de poesía Charles Eliot Norton en Harvard, y le propuso trabajar en una edición bilingüe de su poesía a la manera de la que había producido con Guillén. Borges se tomó su tiempo y no le propuso trabajar juntos hasta volver a Buenos Aires. Las primeras traducciones fueron publicadas en la revista New Yorker y aparecieron como libro en Selected Poems 1923-1967, con las versiones en inglés y castellano en páginas enfrentadas. Di Giovanni, su esposa y sus hijos Derek y Tom pasaron dos años viviendo en Argentina.

Mi diario, The Buenos Aires Herald, se benefició directa y tempranamente de esta relación literaria, que muchos entre nosotros comparaban con la de Boswell y el doctor Johnson (el chisme fue enterrado por Adolfo Bioy Casares en su monumental Borges). Entre las primeras obras traducidas estuvo el Libro de los Seres Imaginarios, en 1970. El Herald publicó una selección de textos, ilustrados por un joven Hermenegildo Sábat, que reeditamos con permiso de María Kodama en 2006.

Otro chisme divertido es que Borges dijo en una entrevista colectiva en el Massachusetts Institute of Technology en abril de 1980 que Di Giovanni andaba diciendo por ahí que sus traducciones eran mejores que el texto original. Es curioso, pero recuerdo escuchar a Borges, y no a Di Giovanni, diciendo que algunos de sus poemas sonaban mejor en inglés que en castellano. Lo más probable es que Di Giovanni citara de memoria a Borges y Borges a Di Giovanni, y ambos se equivocaran.

En 1971, Di Giovanni y su familia dejaron Buenos Aires rumbo a Londres. Sentían que Argentina estaba entrando en un estado de caos. Se divorció y luego, con su segunda mujer Susan Ashe, formó una prolífica sociedad de traductores que produjo muchos libros. Entre ellos está la antología de historias breves argentinas, Hand-inHand Beside the Tracks, publicado por Constable en 1992.

Tras la muerte de Borges en 1986, la relación de Di Giovanni con Kodama se deterioró, con varias discusiones legales y chispazos personales.

Los libros de Di Giovanni incluyen Celeste Goes Dancing and Other Stories, publicado por Constable en 1989, y The Lessons of the Master: On Borges and his Work, publicado por Continuum en 2003.  También publicó en 1976 la novela Novecento, basada en el guión de la película de Bernardo Bertolucci.

Dejó tres libros listos que van a ser publicados este año, uno una novela escrita hace tiempo, otro una autobiografía sobre sus años juveniles en Boston, y el tercero una colección de piezas breves sobre la Boston de los años treinta y cuarenta. 

Fue una vida rica y productiva, y su estilo y encanto van a ser recordados por los que lo conocimos y trabajamos con él.

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