jueves, 24 de julio de 2014

El libro en que Coleman Hawkins se hizo trompetista

Geoff Dyer (1958) es uno de los más interesantes escritores británicos del presente. Se maneja perfectamente bien en la ficción como en la no ficción (acaso su fuerte) y es sinónimo de seriedad a prueba de modas (tal vez por eso no publique en Anagrama…). Entre los muchos libros que publicó, los amantes del jazz destacan But Beautiful. A book about jazz (1991), que en 1992 se hizo acreedor del Somerset Maugham Prize. 

Acaso por ello, en 1997 fue publicado por Amaranto, de Madrid, traducido por María Luisa Capella y Ceferino Caro López, con el título Pero hermoso. Un libro de jazz. Hasta aquí, nada más que datos.

Ahora bien, en la página 8 del original se habla de Lester Young y de Coleman Hawkins. Se lee: “… Hawk walked off the stand, threw his horn in back of his car, and gunned it all the way to St Louis for that night’s gig”. Lo cual Capella y Caro López traducen en la página 22 de su versión: “…Hawk se bajaba del escenario, arrojaba la trompeta en el asiento trasero del coche y salía disparado hacia Saint Louis al espectáculo de esa noche”.

Hawk es el apodo de Coleman Hawkins. El fragmento en cuestión trata sobre él y sobre Lester Young. No hace falta ser una autoridad ni un erudito en jazz para saber que ambos fueron los dos saxos tenores más importantes de la primera mitad del siglo XX. Cada uno definió un estilo del que luego saldrían prácticamente todos los saxofonistas posteriores. Pero hasta esta traducción nadie sabía que tocaban trompeta.

Podría decirse que el error viene de haber considerado la palabra inglesa horn por lo que dice el diccionario (“corno”, “trompeta”, “trompa”, “trombón”, “claxon”, “cuerno” entre muchos otros significados) y no por la manera de hablar de los músicos. De hecho, en varios diccionarios de slang se define horn como a musical instrument through which air is blown, horn being a term commonly used amongst jazz musicians (“un instrumento musicar a través del cual se sopla aire, siendo un término comúnmente utilizado entre músicos de jazz”). En síntesis, cualquier instrumento de la familia de los bronces o de las cañas puede ser un horn para un músico de jazz. Y si la duda persistía, se hubiera disipado fácilmente acudiendo a la entrada correspondiente en cualquier diccionario o enciclopedia sobre el jazz. No se hizo.

Supongamos ahora que los dos traductores fueron ineptos por desconocimiento o simplemente porque tenían que entregar el trabajo rápido para cobrarlo sin más. ¿No hubo en la editorial Amaranto, de Madrid, ningún corrector que haya advertido el error, a esta altura, de cultura general? Y el que compró los derechos de autor, cuando vio el libro publicado, ¿no pensó ni por un momento la burrada que le hacían decir en castellano a Geoff Dyer, quien publicaba “un libro sobre jazz”?

Todo esto viene a cuento porque seguramente los derechos que se compraron de este libro plagado de errores de traducción y malentendidos como el que acabamos de apuntar debieron ser exclusivos para la lengua. O sea, ésa es la versión que desde 1997 hasta el año pasado se leyó del libro. Así, un par de malos traductores y un mal editor no sólo le infligieron un daño importante a un autor talentoso y francamente interesante, sino también a todos los posibles lectores de ambas márgenes del océano. Y así es como funcionan las cosas en el mundo editorial.

Ahora hay una nueva versión española de Pero hermoso, debida a Cruz Rodríguez Juiz. Acaba de distribuirla Random House-Mondadori, con recomendación explícita en la tapa, con firma del pianista Keith Jarrett. Justamente, en la cubierta está Lester Young que, como puede apreciarse, no toca una trompeta. Tampoco Coleman Hawkins. Ojalá lo haya advertido el nuevo traductor.

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