sábado, 16 de febrero de 2013

Una encuesta para traductores (12)

Terminamos la semana con la palabra de una  traductora italiana y un traductor galés.

Ilide Carmignani
Ha realizado sus estudios en Letras Hispánicas y Traducción Literaria en la Universidad de Pisa, en la Brown University (USA) y en la Universidad de Siena. Desde 1984 trabaja como asesora, editora y traductora. Ha traducido, entre otros autores, a Andruetto, Bolaño, Borges, Cernuda, Fogwill, Fuentes, García Márquez, Neruda, Onetti, Paz, Pérez-Reverte y Sepúlveda. En el año 2000 ha ganado el I Premio de Traducción Literaria del Instituto Cervantes. Ha dado y da clase de traducción literaria en varias
universidades italianas. Desde 2000 es responsable de los encuentros profesionales sobre la traducción literaria organizados en el Salón delLibro de Turín.


1) ¿En qué se parecen la traducción y la escritura? ¿En qué se diferencian?
Tanto la traducción como la escritura están hechas de palabras pero la escritura traduce en palabras realidades y fantasías, la traducción traduce en palabras otras palabras. Bueno, a veces hay escrituras que son reescrituras, formas de traducción, como decía Octavio Paz, y hay traducciones que reescriben el original...

2) ¿Debe notarse u ocultarse el hecho de que un texto sea traducción de un original?
Depende de la función de la traducción, creo; es decir, de lo que necesita  el sistema cultural que acoge la traducción y del lector que la lee.

3) ¿Debe ser más visible el traductor que la traducción?Yo creo en la invisibilidad dentro de la traducción y en la visibilidad fuera para tener mejores condiciones de trabajo.

Richard Gwyn
Nacido en Gales en 1956, es poeta, narrador, ensayista y profesor de Escritura Creativa en la Universidad de Cardiff. Es autor de cinco libros de poemas –One Night in Icarus Street, Stone dog, flower red/Gos de pedra flor vermella (ambos de 1995), Walking on Bones (2000), Being in Water (2001) y Sad Giraffe Café (2010)–, de dos novelas –The Colour of a Dog Running Away (2005) y Deep Hanging Out (2007)– y de una gran antología de poesía galesa –The Pterodactyl’s Wing: Welsh World Poetry (2003). The Vagabond’s Breakfast, suerte de autobiografía, fue elegido como libro de no ficción del año 2012 en Gales. Como traductor del castellano ha publicado textos de Andrés Neuman, Ernesto Cardenal, Claribel Alegría y Joaquín Giannuzzi, entre muchos otros.

1) ¿En qué se parecen la traducción y la escritura? ¿En qué se diferencian?
La escritura y la traducción son esencialmente la misma actividad, con la diferencia que la última siempre se siente como una colaboración entre uno como traductor y el autor del texto original. No pienso en ninguna de las dos actividades ni como discrecionales ni como mutuamente excluyentes. Los problemas estructurales (por ejemplo, la trama y la estructura en la ficción) ya no son la responsabilidad del traductor, pero si uno, antes que nada, uno es un escritor consciente de la importancia del ritmo, del estilo y de la música de un texto, entonces las semejanzas pesan más que ninguna diferencia. Desgraciadamente, el ritmo es el elemento más difícil de transportar a una traducción, pero en eso radica la belleza del desafío.

2) ¿Debe notarse u ocultarse el hecho de que un texto sea traducción de un original?
Algunos traductores –una minoría, claro– consideran que es importante enfatizar el hecho de que se trata de una traducción, pero, francamente, considero que esa actitud es más que nada una fuente de distracción o irritación. Al fin y al cabo, debería ser claro ya desde la cubierta del libro que la obra en cuestión es una traducción y con eso debería bastar. La precisión o la fidelidad al texto fuente es la clave, por más difícil que pueda ser trasladar ciertos elementos culturales a un nuevo idioma. De modo que, en mi caso, trato de lograr hacer coincidir en términos de significado, y con la mayor precisión, el texto de partida con el texto traducido, pero también intento alcanzar algún tipo de equivalencia en relación con el estilo y la música.

3) ¿Debe ser más visible el traductor que la traducción?
No estoy seguro de las razones por las que el traductor o la traductora querrían ser más “visibles” que la traducción, salvo que uno y otra fueran alguna especie egomaníacos.


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