martes, 3 de enero de 2012

Prescindir de la literatura

El escritor argentino Pedro Mairal (foto: Alejandro Guyot) publicó la siguiente columna en el diario Perfil del 31 de diciembre pasado, donde opina sobre los derechos de autor colectivos.

El canon literario

El hombre de letras Alejandro Vaccaro, quien, recordemos, apoyaba la repatriación de los restos de Borges argumentando que en poemas de 1923 el famoso escritor había llamado a la Recoleta “el lugar de mis cenizas”, impulsa ahora como director de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) un proyecto para cobrar un canon de entre mil y 2 mil pesos mensuales a las radios y programas de televisión que lean textos de autores argentinos. Es decir, si en una radio se lee algún poema mío o un cuento, entonces la radio deberá pagar. O mejor dicho, para leer un cuento mío, la radio deberá tener al día la cuota exigida por la SADE. ¿Cuánto de esa plata me llegaría a mí por ser el autor de los textos leídos? Ni un peso. A esto lo llaman “derechos de autor colectivos”.

Vaccaro anunció que a partir de febrero saldrán a recaudar derechos de autor colectivos y a quien no quiera pagar le iniciarán una acción judicial. Aunque no está establecida por la ley, iniciarán la recaudación de todas formas y será, según dicen, un juez quien decida si corresponde o no. Aparentemente, siempre según Vaccaro, la recaudación de derechos es esencial para que la SADE pueda sobrevivir. También intentarán cobrarle a toda entidad que solicite una conferencia un depósito, del cual un porcentaje irá para el conferencista y otro para la sociedad que preside Vaccaro.

Hasta acá la intención de la SADE, pero habría que ver cómo se implementa la recaudación y qué consecuencias podría llegar a tener. Quizá las radios y canales grandes puedan pagar el canon que les libere la lectura de textos literarios, pero es probable que las radios chicas y barriales no puedan pagarlo y decidan evitar la literatura para no tener que pagar ni tener problemas judiciales. En general, las radios grandes y comerciales no se ocupan de la literatura, sino más bien de política, música y deportes. Son las radios chicas las que se pueden dar el lujo de leer textos literarios, de dar a conocer a poetas y a autores nacionales.

Incluso son esas radios las que les dan espacio a los autores de veinte años que recién están empezando a hacer circular sus cuentos y poemas. A partir de estas medidas, si invitan a un poeta de veinte años a leer sus textos, la radio deberá pagarle a la SADE... Lo más probable es que no lo inviten. Aunque para muchos la literatura sea imprescindible, para la mayoría de la gente no lo es. Cuidado: si les piden plata, las radios y la TV pueden perfectamente prescindir de la literatura.

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