lunes, 24 de agosto de 2009

Modelos para armar


El siguiente es un fragmento de una conversación que mantuvieron Juan Villoro y el narrador argentino Patricio Pron, donde el autor mexicano se refiere a la traducción. El texto completo de la entrevista puede ser consultado en:

http://patriciopron.blogspot.com/2008/10/conversacin-con-juan-villoro-no-hay-una.html

Antes y después de traducir

Yo creo que la traducción es una escuela extraordinaria porque ofrece la posibilidad de entrar a un libro en sus resortes más internos: cuando traduces ves todas y cada una de las decisiones que tomó un autor, empiezas incluso a ver el sistema de palabras que utiliza y la forma de adjetivación, todas cosas que habitualmente te pasan inadvertidas, no importa cuán atento seas como lector. Una cosa que para mí es muy sorprendente es que de todos los libros que he traducido he tenido opiniones diferentes antes de traducirlos, cuando los leí como un lector, y después. Al traducirlos, algunos me han parecido manieristas, efectistas, perezosos y otros mucho más desafiantes y estimulantes de lo que creía. En la última traducción que he hecho, por ejemplo, El teniente Gustl [El Acantilado, 2007], yo quería crear para el personaje un lenguaje que fuera natural y espontáneo pero no coloquial, quería hacer algo que es un oxímoron —pero toda la literatura está compuesta de ellos— que era crear una espontaneidad artificial, inventarme una naturalidad de la lengua. Y es algo que también he querido hacer en Los culpables, que no es un espejo de cómo se habla en México sino una exploración de cómo se podría hablar con el idioma común. No lo había pensado así pero, ahora que hablamos de esto, tengo la impresión de que el teatro, la traducción y los cuentos de Los culpables forman una serie o están recorriendo una fase de mi trabajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario